LA MONTAÑA Y LAS SETAS
La Montaña siempre sabe guárdame el secreto y sus árboles, siempre me dan el aire puro que necesito. Ayer sin querer me contagie de tu silencio, de tus colores, de tu energía, gracias, siempre me haces reaccionar, me calmas sin querer me das paciencia. Nunca antes consideré al Otoño época de renacer, pensaba que solo eso era en Primavera ¡ilusa de mí! Observaba como una niña pequeña, la magia que envuelve a los árboles en la Naturaleza; hoy recordaba mi paseo por la Selva, igual que ayer, me avisó que tengo que parar y salir de un laberinto que empecé haces unos días, bueno un poco más. Es difícil esto de las emociones y es difícil saber porque sin querer empiezas a pensar en alguien, luego a sentir y más tarde sin querer ya estás atrapada en una historia que no tiene ni “pies ni cabeza”. Ayer me dijo la Madre Naturaleza que las setas nacen sin ser vistas, camufladas entre las hierbas silvestres y las hojas caídas de los árboles. Algunas de las setas son venenosas y