"Cuando ella contaba suspiros"
Ella contaba
suspiros, él contaba nubes de algodón de azúcar, de azúcar eran los besos que
se regalaban; mientras el mundo intentaba poner orden en tanto desorden de
dulzura. Revuelo de emociones, vaivenes de hormonas segregando alegría,
felicidad, miedo y no sé cuántas emociones más. (Esto sucede después, tal vez al final del cuento, tal vez todo puede
pasar)
Cruzaban miradas,
sonrisas y silencios, nadie sabía de sus sentimientos, ellos eran de ese tipo
de personas muy formales, tanto que pocas veces bajaban la guardia.
Siempre se encontraban en los pasillos del lugar de trabajo, casi
nunca iban solos, siempre les acompañaba alguien o simplemente la impaciencia
de querer decir y no poder, tragaban saliva, lo que ella le hacía sentir tan
solo con su presencia, lo que él imaginaba.
Olor a café recién molido,
olor a comida casera, olor a hogar, ella era ese tipo de mujer que solo verla
te hacía sentir en casa, en tu hogar, chispeante era su mirada, aunque pensaba
que el paso del tiempo había apagado su luz, no era consciente de la luz de sus
ojos y del brillo de su sonrisa y del color de voz, dulce y amable.
Ella contaba cuentos,
todos los viernes iba a ese pequeño café teatro que ha sobrevivido en el barrio
con sus amigos a ver a los trovadores de sueños, este viernes le tocaba a ella
contar un cuento al gran público, que por cierto no era tanto tan solo una
veintena de espectadores que les interesaba más beber para olvidar que saborear
las palabras de estos trovadores.
Le sudaban las manos,
su corazón iba más acelerado de lo de costumbre, hoy era ella la que se subía
al pequeño escenario y contaba cuentos a los allí presente.
Se incorporó y
comenzó diciendo:
“ Tengo un amigo que
le gusta contarme cuentos, cuentos, historias, leyendas, así casi todas
las noches me graba un cuento y yo lo oigo para dormir, algunas veces el sueño
me vence y otras me hace soñar con un mundo mejor, con la posibilidad de
aprender a saborear la vida, tal vez crecer o desaprender, anoche me contó
……"Remendar, reconstruir, limpiar, pulir así se pasaba el día Luis el
zapatero, sin cuestionar su trabajo, sus dedos llenos de rozaduras, cortes y de
betún para embellecer los zapatos de otros, un día entro en el local, Alba de
cinco años miró los zapatos de Luis y le dijo "señor, lleva los zapatos
sucios" ¿ para cuándo limpiar, pulir y embellecer sus zapatos? Luis la
miró, le sonrío, pues creo que es ahora el tiempo de limpiar mis zapatos o de
comprar otros nuevos".
En el fondo del local
estaba él con una birra en la mano y en la otra mano un cigarro por encender,
allí en ese instante sintió que ella la mujer que estuvo buscando durante tanto
tiempo y no era otra…
* Imagen del pintor Norman Rockwell
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