DOÑA JUANITA
Doña
Juanita es una maestra jubilada, es disciplinada, austera en su día a día;
acostumbrada a elevar la voz y a ordenar en su época de magisterio, aún lo hace
sin apenas darse cuenta;
Viste
más moderna que el resto de sus contemporáneas; sí la miras despacio puedes ver
como su rostro dibuja cada frustración que ha sufrido a lo largo de su vida, su
cabello, bien cuidado pero ya escaso por la edad nos habla que es una mujer que
le interesa mantener la imagen gélida que ha construido a lo largo de su vida;
Su
estado civil: soltera o solterona dirían algunos, con una rutina bien definida,
marcada por el tic-tac de un reloj de pulsera que le cuenta cuantos
minutos le falta para que el caldo del
cocido rompa en ebullición o que ya es hora de tomar aquella pastilla para los
“dolores” que le produce el paso de los años…
A
penas te mira cuando te habla, pero su voz va cargada de nostalgia y control;
control del tiempo, del espacio y control de su corazón.
Es
conocida como DOÑA JUANITA, así le gusta que la llamen, la nombre, el
carnicero, la peluquera o el panadero; la gente del lugar cuenta que fue una
maestra muy dura, dicen que tiene el corazón congelado; siempre fue muy dura y
disciplina especialmente con las niñas.
Esta
mañana de Víspera de Reyes, como cada quince días acude a su cita a la
peluquería, al entrar un viento gélido le acompaña, las personas que la conocen
la miran de reojo, con respeto o miedo. E inmediatamente empieza a pedir, sin
utilizar ninguna palabra de agradecimiento, con un volumen frío y seco que
parece un militar retirado.
Al
salir de la peluquería, la gente empieza a murmurar, a contar como es ella, y
como la recuerdan cuando ejercía el magisterio y al parecer no pasará a los
libros de historia por ser una maestra de primaria cariñosa, sino una mujer
amargada, triste y con el corazón congelado.
¿Puede
un corazón estar congelado? ¿Cuánto tiempo, cuántas vidas?; ¿Para qué congelar
un corazón? El corazón es el latir de una vida….
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