Un email de despedida
Así empezaba
el email que me llegó a mi bandeja de entrada por equivocación. Pensé que era
un correo de crecimiento personal y lo abrí para ver que me decía ese correo,
pero cuál fue mi sorpresa que era una carta de despedida de una chica.
“Todo
pensamiento está sustentado por un sentimiento y éste por una emoción”, lo acabo
de oír en una cuña publicitaria y me he conectado a la posibilidad de
utilizarlo para expresar todo lo que llevo tiempo queriéndote decir y no puedo
porque el miedo me paraliza e incluso me hace quedarme afónica.
A pesar de
mis ganas de abrir mi corazón y contarte lo importante que has sido durante
todos estos años en mi vida, no puedo, no quiero cometer la torpeza de decirte
algo que pueda destruir nuestra estrecha amistad.
El otro
día me dijeron que escribí un alegato al Amor por ti en una entrada del blog,
puede que sea verdad, pero no era mi intención solo era hablar del carrusel de
las emociones que provocas tan solo con nombrarte o verte.
Ayer le
contaba a Marta, sí mi compañera de trabajo, la que recientemente ha empezado
una historia con Luis, ¿sabes quién es? Sí seguro, te he hablado muchas veces
de ella, de su risa contagiosa, que tiene que abrir su corazón, comprometerse
con ella y con el amor, sí de esas cosas hablamos en nuestros pequeños
descansos mientras ella se fuma el último cigarro y yo me tomo una penúltima
infusión.
Ella me
confesó con los ojos rojos que nunca había abierto su corazón a nadie o al
menos eso creía que a pesar de estar casada con Pablo durante quince largos
años, más los años de noviazgos no sentía eso, lo había querido mucho y deseado
pero no amado.
Con ese
pensamiento me fui a la cama y con ese sentimiento me he levantado esta mañana,
hoy voy abrir mi corazón de nuevo, ¡uy solo con pensarlo me siento bien! Y quiero
empezar por ti, sí no te sonrojes que si no me paralizo y no sigo escribiéndote.
Pues bien
quiero abrirte mi corazón, quiero que te cueles dentro y te instales, que te
abras una cerveza mientras llego a casa tarde de trabajar, quiero sentirme
deseada por ti, acariciada por tus manos, y que tu boca me bese hasta que me
quede dormida pegada a ti.
Quiero que
me enseñes a nadar contracorrientes en aguas agitadas por el Océano, quiero que
me arropes cuando tengo frio, quiero me aceptes tal y como soy.
Y también
quiero que me ames, que sea alquimia y no química, esto es difícil te escuché
una vez porque antes es la química y luego la alquimia y puede que tu no
sientas ni siquiera química.
Todo esto
quiero y más, dicen que querer es poder, bueno eso será en otros ámbitos de la
vida porque en este del amor no funciona bien, ya lo sé, ya paro sí, creo que
te he dicho mucho más de lo que pensaba que te podía decir, ¡para mí es más
fácil escribir que hablar!, tú escribes mejor que yo, bueno te dedicas prácticamente
a eso, ¿no lo habías pensado? Pues sí estas más tiempo delante del ordenador
que en la playa o en la calle disfrutando del sol del mediodía.
Bueno no
te asustes que solo es una carta y una carta de despedida, me despido de ti a
cara descubierta, sin grandes palabras ni grandes gestos, me voy de tu vida
porque no creo que tu sientas lo mismo que yo, me voy porque es el gesto más
valiente que puedo hacer, sería una cobarde si me quedara escondida detrás de
un amor imposible, de sueños construidos a veces de quimeras, sí lees bien, me
voy pero antes quería abrir mi corazón y que tú fuese el primero; siempre habrá
un hueco en él para ti.
Ahora que
decido caminar con otros zapatos, con un caminar diferente, quiero caminar
igual que lo hice en el camino, como una peregrina recibiendo las bendiciones
de la vida a cada paso del camino, quiero vivir con alegría esta parte de mi
vida, porque dentro de nada empezaré a jugar la segunda parte de este partido y
lo quiero vivir desde la alegría de la vida, sentirme afortunada que un
día te cruzaras en mi vida y me hiciera reír hasta dolerme el estómago de la risa.
Y me
quiero despedir con un micro relato o cuento que llegó a mi vida precisamente
ayer
“Demasiados siglos y universos para que coincidieran sus bocas y, aun
así, coincidieron”
Hoy la vida me regaló la posibilidad de empezar de nuevo.
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